Antonio Garrigues Walker, Presidente de Garrigues
“Los países más ricos son democracias con estructura federal”
El prestigioso jurista Antonio Garrigues Walker acude al Foro de Cádiz y ofrece una lección de liberalismo en la cuna de las libertades
Una lección de liberalismo en la ciudad que pasa por ser la cuna de las libertades. Éste podría ser el

apresurado resumen de la intervención del abogado Antonio Garrigues Walker ayer en el Foro de Cádiz, un espacio de debate que responde, precisamente, al intento de que la sociedad civil tomeel protagonismo que merece. La conferencia del presidente deGarrigues, Abogados y Asesores Tributarios (el primer bufete de la Europa continental) llevaba por título Política y economía. Su intención confesada era analizar la repercusión de la forma de gestionar la res pública en el mundo de la empresa y de la creación de riqueza, “un asunto
fascinante”. Pero no quedó ahí. A partir de esa disculpa, reivindicó un espacio para el pensamiento liberal en un abanico de materias de lo más variadas. En este sentido, defendió la organización de la sociedad mediante “fundaciones, asociaciones y foros” en un intento por crecer en democracia, ya que este sistema de gobierno nunca se debe dar por agotado. Garrigues mantuvo que, básicamente, “los países más ricos del
mundo son democracias. Porque donde no hay riqueza no hay democracia. Y, dentro de los países más ricos, aún lo son más aquellos que responden a una estructura federal o cuasi federal porque han vivido un proceso de descentralización”.
Sin embargo, aun defendiendo una cierta centrifugación de la vida política, quien fuera presidente el Partido Demócrata Liberal llamó la atención sobre el peligro de acabar “con un centralismo para que aparezcan otros de origen sevillano o barcelonés, por ejemplo”, frente a lo cual reclamó un mayor protagonismo (acompañado de una más importante dotación de recursos) de los ayuntamientos, ya que es en su ámbito donde se da una forma “más verdadera” de democracia. La articulación de la sociedad civil hará posible, según Antonio Garrigues Walker, que los gestores públicos se vean obligados a dar a la ciudadanía el sitio que ésta se merece. “A los ciudadanos se nos trata como si fuéramos torpes”, señaló, para añadir que “los españoles nos hemos enriquecido enormemente en los últimos años, hemos alcanzado un elevado grado de madurez y tenemos derecho a exigir que se nos explique y se nos deje participar de los debates políticos”. En este sentido aludió a las enormes diferencias que la reforma del Estatut ha visualizado entre elPSOE y el PP e intuyó que esa distancia entre ambas formaciones responde a “una escenificación dramática, porque nadie puede creer que ambos partidos estén tan distanciados en este asunto y en otros como el establecimiento de unas coordenadas estables de política exterior, la vivienda y el suelo, la educación…”
Antonio Garrigues Walker vinculó a lo anterior el legítimo derecho de los ciudadanos a la discrepancia
frente a los criterios de los líderes políticos, si bien negó esa potestad en determinados aspectos a quienes tienen la responsabilidad de gestionar el bien común. Y puso como ejemplo lo sucedido con la política antiterrorista. “Durante mucho tiempo se ha mantenido que era necesaria la unidad más absoluta frente al terrorismo. Pero, de repente, esa unidad se rompió. Se podría entrar en quién tuvo la culpa, pero eso no es lo importante. Lo malo es romper la unidad, como sucede con el modelo educativo. Un país sin un modelo educativo no es un país serio”, afirmó.
Garrigues Walker defendió, llegado el momento del debate, la reconsideración de la política exterior de forma que primen las buenas relaciones con Estados Unidos (para lo que habráq ue vencer la “actitud vengativa” de la Administración Bush) y alertó del nuevo orden político al que asiste Latinoamérica, con un ascenso del indigenismo. A su juicio, esta corriente (con manifestaciones en Venezuela, Perú y Bolivia, en ocasiones con origen en “una clase política radicalmente corrupta”), al igual que la exacerbación del islamismo, “tiene que ver con el fenómeno de la pobreza, y quien no quiera verlo así se equivoca”.
El abogado aventuró que Europa perderá la guerra económica que se avecina en los próximos años, en competencia con el sistema americano (Estados Unidos- Canadá-México) y Asia. “Tengo poca fe en Europa y veo los esfuerzos por restablecer esa confianza. El drama de Europa es que es resultado de un eje franco-alemán, y tanto Francia como Alemania están inmersas en una decadencia económica irreversible”, dijo.
COLOQUIO
La conferencia del jurista sobre política y economía suscitó posteriormente un animado debate
La conferencia de Antonio Garrigues se titulaba Política y economía. Allí estaban, en el Casino Gaditano, economistas y políticos de Cádiz y de Andalucía. Pero también abogados, profesores, empresarios, escritores…Todos escucharon en silencio el largo curriculum del jurista que leyó José Antonio Gutiérrez Trueba, decano del Colegio de Abogados. Un curriculum que culminó con la “mayor distinción que puede recibir un jurista”: la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort, que concede el Ministerio de Justicia. Y si el contenido de su curriculum dejó a los presentes en el más absoluto silencio, el de su conferencia levantó muchas manos, las de todas las personas que quisieron h acerle una pregunta a un
conferenciante tan ilustre.
Garrigues contestó a dudas sobre la relación entre Estados Unidos y España, sobre la responsabilidad de
las administraciones en la implantación de las nuevas tecnologías, sobre la unidad de Europa, sobre el jersey de Evo Morales…
El protagonista de este Foro consiguió además, a pesar de la seriedad de todos los asuntos que trató en su intervención, hacer sonreír y hasta reír a los asistentes con su buen humor. Quizá porque su conferencia empezó con un piropo a Cádiz, con la alegría que siente al pasear por sus calles, bajo el sol de este “invierno gaditano”.