Guillermo Vázquez Consuegra
Consuegra ve la Encarnación lugar “ideal para el Museo de la Ciudad”
“La peatonalización de la Avenida y el tranvía crearán un nuevo paisaje”. “El Pabellón de la Navegación es
un ejemplo de la desidia de la ciudad”
El arquitecto sevillano Guillermo Vázquez Consuegra dijo ayer que la Plaza de la Encarnación –donde estará ubicado el complejo comercial Metropol Parasol– hubiera sido “un lugar idóneo para instalar el Museo de la Ciudad, sobre todo dados los restos arqueológicos romanos aparecidos, y no para la instalación de un mercado, que podría ponerse en cualquier otro lado”. Vázquez Consuegra fue el protagonista de una nueva edición del Foro Joly, en el que hizo un recorrido descriptivo por algunos de sus proyectos más emblemáticos y repasó –tras la presentación por parte del presidente de Evemarina, Borja Ramos, patrocinadora del acto–, algunas cuestiones de actualidad en la ciudad, como la nueva configuración urbana que tendrá la Plaza de la Encarnación, el efecto del nuevo rascacielos de Puerto Triana, el abandono que sufre su Pabellón de la Navegación y los problemas de conservación del centro histórico de la ciudad.
El arquitecto sevillano eludió hacer una valoración directa sobre el proyecto de Metropol Parasol, pero reconoció que “no es el proyecto” que él hubiera presentado para mejorar esta zona del casco histórico “porque yo planteo una arquitectura que enraíce más con el lugar en el que se ubica”. No obstante, consideró que en el mundo de las artes plásticas, entre las que se incluye la arquitectura, “no se puede opinar sobre un proyecto concreto hasta que esté terminado”.
Donde Vázquez Consuegra sí expresó abiertamente su desacuerdo con las administraciones públicas fue a la hora de hablar de la situación del Pabellón de la Navegación, que diseñó para la Exposición Universal de 1992. De manera tajante, Vázquez Consuegra dijo que “el estado actual del pabellón, sus vaivenes y su deambular
con actividades no adecuadas demuestran la indiferencia y la desidia de la ciudad hacia su patrimonio”. A su juicio, el estado de la instalación es bueno “por lo que no hubiera sido muy difícil darle algún contenido museístico”, aseguró que “no existen muchas ciudades donde se produzcan situaciones como ésta” e incluso valoró la posibilidad que se le planteó en su día para albergar los contenidos del Museo Arqueológico. El arquitecto realizó estas consideraciones durante el coloquio, después de explicar su forma de entender de la arquitectura, basada en tres argumentos: la actitud frente a la historia y el patrimonio; la reivindicación de la arquitectura en las infraestructuras; y la voluntad de entender la arquitectura en relación con el lugar donde ésta se ubica. Para ilustrar estas ideas, Vázquez Consuegra explicó algunas de sus intervenciones más importantes, como la reforma del Ayuntamiento de Tomares, una antigua hacienda de olivar “en la que hemos yuxtapuesto la arquitectura nueva y la vieja buscando una continuidad entre lo nuevo y lo viejo”, y la rehabilitación del Palacio de San Telmo, para el que ha planteado la recuperación de una parte de la estructura original del edificio, que fue transformada en anteriores intervenciones.
Su idea de llevar a la arquitectura al campo de las infraestructuras, por su parte, fue ejemplificada con el proyecto que presentó para las estaciones de la línea 1 del Metro, que finalmente no salió ganador, pero en el
que planteaba que “estos espacios habitualmente oscuros sean lugares luminosos ymás alegres”. El tercer pilar de su concepto de la arquitectura –integración del edificio con el lugar donde se ubica– se escenificó en sus proyectos delMuseo de la Ilustración, en Valencia, y el Museo de Arqueología Marina de Cartagena. En el primero, el edificio sirve para “conectar dos áreas urbanísticas diferentes de la ciudad”, mientras que en el segundo los dos edificios que componen el proyecto quedan integrados en el paseo marítimo de la urbe. Vázquez Consuegra explicó asimismo sus proyectos del Museo del Mar, en Génova, y la ampliación de Fibes, en Sevilla.
“La peatonalización y el tranvía son muy positivos”
Guillermo Vázquez Consuegra consideró muy positivo para la ciudad el proceso de peatonalización que ha acometido el Ayuntamiento en la zona de la Avenida de la Constitución y la Plaza Nueva, pero discrepó, tras el coloquio, sobre la forma en que se ha acometido y, especialmente sobre los tiempos que se han utilizado. A
juicio del arquitecto sevillano, el tempo para una obra de estas características no coincide con los tiempos políticos e insinuó que las prisas en su ejecución, debidas a la cercanía de las elecciones municipales, han provocado una mala terminación del proyecto. No obstante, Vázquez Consuegra aseguró que la transformación que experimentará la ciudad gracias al proceso de peatonalización “será importantísima,
como también lo fue en otras ciudades que tomaron esa decisión con anterioridad”.
De igual forma, valoró la llegada del tranvía a la ciudad, e incluso se permitió valorar la presencia de las polémicas catenarias en la calle San Fernando, “estupendas, porque también permitirán crear un paisaje urbano nuevo”, a pesar de reconocer sus dudas sobre el impacto que podían provocar “esos palos que vi que clavaban de manera violenta en la calle”. Vázquez Consuegra no fue tan benevolente con otra transformación
importante que está sufriendo el centro histórico de la ciudad, que calificó como un “parque temático con fachadas del siglo XIX, pero con arquitectura contemporánea en el interior”. El arquitecto advirtió que “ahora la tendencia es conservar todo en el centro histórico, sin tener en cuenta que todo lo viejo no significa calidad, lo que está llevando a una especie de labor de cosmética que no es adecuada para la ciudad”. La conservación de las fachadas de los edificios que se está imponiendo en el centro histórico “es una forma de
mantener una imagen, pero supone destruir el alma de la ciudad, que es el interior de esos edificios”, manifestó. Las viviendas en el casco histórico de Sevilla tienen una tipología arquitectónica “de grandes
patios donde la luz tiene una importancia fundamental que ahora se está perdiendo, porque se están destruyendo los interiores y manteniendo lo exterior”. Esta actitud supone, como conclusión, que “la ciudad se está conservando, pero sin añadir nada, lo que supone un comportamiento ahistórico, porque la historia siempre añade algo a lo existente”.