Enrique Mújica, Defensor del Pueblo

“No hace falta definir la telebasura: todo el mundo sabe bien lo que es”. El conferenciante arremetió contra los programadores de telebasura y reclamó que cumplan la ley.

El Defensor del Pueblo, Enrique Múgica Herzog, hizo ayer un paréntesis en su conferencia sobre los derechos humanos y la institución que dirige para reiterar su posición beligerante contra la telebasura.“ No se trata de una intervención en las cadenas de televisión, sino de que cumplan la ley”, dijo Múgica, tras afirmar que la telebasura es un asunto que abruma a los padres y a las familias y que ha llegado el momento de poner freno a un tipo de programación que, a su juicio, está más que identificada: “No hace falta definir la telebasura: todo el mundo sabe perfectamente lo que es”, sentenció. Con ese “desahogo” incluido en mitad de su intervención, Enrique Múgica pronunció la conferencia que ayer inauguró en la capital gaditana el Foro de Cádiz.Lo hizo en una semana en la que él mismo tocó la campana de alarma sobre la telebasura y así, el asunto pasó de ser carne de debate a ser un problema tratado directamente por el Gobierno con los directivos de las cadenas y, finalmente, un temasobre el que ya hay un acuerdo para cumplir.

La persona que hizo sonar la alarma y propició así la entrada en escena del Gobierno recordó ayer en Cádiz que hace unos diez años, cuando la telebasura no era ni la mitad del problema que es hoy, el ministro de Educación alcanzó un acuerdo con las cadenas de televisión para que éstas se autorregulasen con los contenidos en horario de tarde y respetasen la ley.“P ero ni se autorregularon las televisiones, ni el Gobierno aplicó la ley para sancionar a quien no la cumplía” explicó Múgica. De ahí que la bola de nieve siguiese creciendo y creciendo hasta que surgieron en los hogares escenas como la que Múgica contó ayer que protagonizaron hace poco él y sus nietos. Son menores. Estaban viendo la tele y su abuelo les preguntó que quién era una persona de la que estaban hablando en la pantalla.“Me contestaron que era la ex amante del chofer de una cantante famosa… Algo así. Eso fue lo que colmó el vaso”, relató el Defensor del Pueblo. Ahí nació la andanada que vino luego contra las cadenas de televisión. “Un minuto de telebasura cuesta veinte veces menos que un minuto de otro tipo de programa”, anotó ayer Múgica, al explicar el porqué de la preferencia de los directivos de las televisiones por determinados contenidos.Y antes de insistir en que no se trata de una intervención gubernamental, sino de atenerse a las normas.“La Ley está para cumplirla”, afirmó.

Al margen de ese “desahogo”, como él mismo calificó a su crítica sobre la telebasura, Múgica hizo transitar su conferencia por los puntos clave de la labor del Defensor del Pueblo, cuya máxima obligación, dijo, es “la defensa de los derechos humanos”. Unos derechos que, en su opinión, han crecido con el tiempo hasta llegar a una época, la actual, en la que en España hay muchos instrumentos que permiten ejercerlos: “Desde que apareciera la Constitución de Cádiz, ese hito fundamental de nuestra trayectoria constitucional, hasta
que se promulgó la Constitución hoy vigente, ha corrido mucha agua bajo los puentes.Ha aumentado la nómina de los derechos de la persona; han aparecido suficientes instrumentos de garantía y defensa de esos derechos y se ha ido perfeccionando la doctrina y la jurisprudencia sobre su aplicación a la vida cotidiana. El planeta de los derechos humanos se ha convertido en un planeta rico y exuberante cuya complejidad aumenta día a día”.

Múgica comentó que esa complejidad hace más laborioso su trabajo, pero que lo da por bien empleado si contribuye a que las personas, todas, sean un poco más felices.“ De lo que no cabe duda”, aseguró, “es de que hoy los españoles disponen de muchos más instrumentos para hacer efectiva la vieja obligación, que les imponía la Constitución gaditana, de “ser justos y benéficos”.