Josu Jon Imaz

“El futuro de mis hijos no lo va a negociar ningún encapuchado”

Los últimos episodios, sobre Todo el del robo de ETA de 350 armas, han disparado las suspicacias incluso entre los más entusiastas patrocinadores del proceso de pacificación que se abrió hace siete meses. Uno de ellos ocupó ayer la tribuna del Foro Joly: el presidente Del PNV, Josu Jon Imaz, quien sacó en volandas las esperanzas –“hay serias posibilidades de que esto vaya bien esta vez”– y siguió achicando el charco de las dudas de los que mimetizan al nacionalismo vasco con los pistoleros –“ningún encapuchado va a negociar el futuro de mis hijos”–.Tiene dos.

Todo el auditorio que acudió a esta nueva edición del ciclo de conferencias ¿Qué España queremos? Reflexiones en torno al modelo de Estado del siglo XXI –alrededor de unos 150 comensales, fundamentalmente
del mundo político y empresarial– está al cabo de la calle de que el número uno de la formación hegemónica del nacionalismo vasco dispone de mucha y buena información sobre el llamado proceso de paz, sin nada que
envidiar, sin duda, a la que maneja el presidente del Gobierno. Naturalmente, Imaz no soltó prenda sobre lo que se cuece entre los bastidores de la negociación con los terroristas y se limitó a comentar que si se confirman las atronadoras sospechas sobre la autoría del robo de las 350 pistolas y revólveres, “estaríamos ante uno hecho de mucha gravedad que nos obligaría a verificar la voluntad real de ETA demantener el alto el fuego”.

Abrió la conferecia el presidente del Consejo Editorial del Grupo Joly, Manuel Clavero Arévalo, glosando la trayectoria de un doctor en Químicas que dejó la investigación y la bata blanca para engrosar las filas peneuvistas hace 28 de sus 43 años. El ex ministro de la UCD remarcó que el Foro Joly cerraba con la presencia de Imaz “el círculo de representantes de las autonomías plenas”, mirando por el retrovisor las intervenciones en la tribuna del primer grupo editorial de capital netamente andaluz de Artur Mas (Cataluña), Emilio Pérez Touriño (Galicia) y Manuel Chaves (Andalucía). Clavero afirmó, en un ejercicio prospectivo que cae por su peso, que el PNV tendrá un gran protagonismo en el devenir de la pacificación, por muy difuminado que resulta hoy por hoy su papel –los focos losmonopoliza Zapatero y el lehendakari está desaparecido–, le deseó suerte y sacó a la palestra una de las preocupaciones estelares que acarrea el proceso en pos del fin de la violencia: Navarra. Clavero recordó, sin ir más lejos, que las elecciones municipales del próximo año son aún más decisivas de lo que parece para el futuro de la Comunidad Foral, dado que una Disposición Transitoria de la Constitución establece que el Consejo Foral –que conforman representantes de los ayuntamientos navarros– debe pronunciarse sobre la incorporación al País Vasco, algo que hasta la fecha siempre recibió un no por respuesta. “Navarra nunca será moneda de cambio”. “Navarra será lo que los navarros quieran ser”. Son frases de Imaz, que se corresponden con su carácter mesurado, afable y dialogante y que seduce a sus interlocutores, desde el PP hasta ETA pasando, con la nota más alta,
por el PSOE, con el que mantiene una buena sintonía.

El líder del PNV simboliza la corriente autonomista de su partido, enfrentada de forma más o menos solapada a
la soberanista, que encarna Joseba Egibar, al que ganó por los pelos el bastón demando. Algo parecido, salvando las distancias, a lo que ocurrió anteayer en la votación del Parlamento Europeo. Imaz apuntó a la concurrencia del Hotel Barceló Renacimiento “un dato que pasó desapercibido”. Se trata de que Batasuna
dio la espalda a la resolución socialista, que salió adelante por un puñado de votos, diez. Evidentemente,
la coalición abertzale no ocupa escaño alguno en la Eurocámara, a resultas de su ilegalización, que le impidió concurrir a las elecciones europeas del 13 de junio de 2004. Pero la eurodiputada del Sinn Fein, el brazo político del IRA y pretendido primo hermano de Arnaldo Otegi y compañía por las similitudes que la izquierda
abertzale se empeña en atribuir a Euskadi con el Ulster, se abstuvo. “Batasuna no apoyó la resolución
del Parlamento Europeo. Es evidente –indicó Imaz– que el Sinn Fein le consultó a Batasuna”. Por cierto, no perdió la ocasión para admitir que “no hay ningún mimetismo” entre el conflicto vasco y el norirlandés, “ni de coña”. El número uno del PNV celebró que “Europa ha tomado conciencia sobre la cuestión” y, a pesar de los pesares, se mostró confiado en que las ilusiones sobre el fin de la violencia no caerán en saco roto. A su juicio, el proceso en curso “es más sólido” que el paréntesis de 14 meses de la tregua anterior, entre septiembre de 1998 y diciembre de 2000. El punto de inflexión lo sitúa en las matanzas de Al Qaeda. “Para ETA es más difícil matar desde marzo de 2004”, indicó Imaz, quien recordó que al saltar por los aires el anterior alto el fuego, Batasuna perdió la mitad de su electorado y sufrió escisiones como las de Aralar y Batzarre. Por eso, “hay serias posibilidades de que este proceso vaya bien”. Es más, apuntó que si la violencia terrorista vuelve a provocar esquelas, “no sería ETA la que volvería amatar, sería una grapización”, lo que en lenguaje descodificado significa que la organización terrorista se desintegraría y perdería su base social si vuelve a las andanadas.

“Los andaluces cuentan con el apoyo de los vascos”

“El autogobierno ha favorecido la recuperación de la autoestima de los andaluces”. El líder del PNV dedicó el primer bloque de la conferencia que ofreció ayer en el Foro Joly a sus anfitriones, ante los que parafraseó a Blas Infante. “Yo nací en el País Vasco y por eso trabajo por su espíritu. No vengo a enseñar nada. Vengo
a compartir una visión con ustedes, con respeto y afecto a una realidad de la que también tenemos que aprender”. Imaz aseguró que su formación “siempre apoyará las ansias de autogobierno de otros pueblos y estará a su lado en sus reivindicaciones”, y subrayó que los andaluces “cuentan con el apoyo de los vascos en este camino”. Un respaldo sin mirar por encima del hombro y cauto, “no opino sobre la realidad nacional, ese debate es de los andaluces”. Imaz todavía recuerda las enseñanzas de un profesor en Salamanca: “No
hay que confundir las obras de misericordia. Hay que enseñar al que no sabe, no al que sabe”.